lunes, 15 de diciembre de 2014

LA IMPORTANCIA DE LAS CARICIAS Y LOS ABRAZOS

El contacto estrecho en los primeros meses de vida es fundamental para la formación del carácter, ya que les brindará a los bebés una sensación de seguridad y protección.
Si carecen de muestras afectivas o no las reciben cuando las necesitan, el desarrollo de su personalidad será defectuoso y en casos extremos existirá una tendencia a las adicciones e incluso al suicidio. Seamos conscientes de que esa sensación de miedo, abandono e inseguridad podría acompañarlos el resto de sus vidas.
Cuando un bebé llora debemos tranquilizarlo y reconfortarlo. Es un ser frágil y delicado a quien no se le debería privar del calor y el contacto del cuerpo materno o paterno. Cuando se le ignora y no se le atiende se sentirá abandonado. Entonces el miedo, incluso el terror, harán presa en él.
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Está demostrado que los bebés prematuros, en incubadora, se desarrollan más rápido cuando se les toca y acaricia a pesar de las barreras.
 ¿Nos sorprende? En ocasiones las cosquillas exageradas de adulto están originadas por un déficit de caricias durante la infancia.
Fuente: Plano Sin Fin

¿CÓMO DESARROLLAR ACTITUDES AMOROSAS PARA APRENDER A ACARICIAR, A ABRAZAR, A TOCAR AL OTRO…?

Muchos niños padecen males psicológicos que arrastran hasta la madurez, porque sus padres no supieron acariciarlos con la debida ternura. Y si estos no lo hicieron, fue porque a su vez ellos no conocieron una auténtica ternura por parte de sus propios padres. Durante siglos se ha atribuido al tacto oscuras intenciones. Un padre o una madre pueden tener miedo de sus impulsos homosexuales o incestuosos, y acarician a sus hijos con un amor mezclado de rechazo porque desconfían de sí mismos o porque, desvalorizándose, los desvalorizan. Si nuestros padres no han reconocido lo sagrado de nuestros cuerpos, no podemos amarnos. Para poder tocar bien a un ser querido, debemos concentrar en nuestras manos la energía corporal, sexual, emocional y mental; sentir en ellas el espacio infinito, el tiempo eterno, el amor inconmensurable que es fuente de la materia, la grandiosa alegría de vivir. Cuando tocamos al otro podemos transmitirle todo aquello. Tocar es acompañar, es decir entrar en contacto con el cuerpo, el alma y el espíritu de quien nos necesita… Lo que caracteriza a un mamífero es, antes que nada, el palpitar del corazón y su respiración. Ambos ritmos envueltos en una piel. Para desarrollar bien el contacto amoroso, es necesario tomar dulcemente al otro para hacerle apoyar una oreja en nuestro pecho, en la región del corazón. El primer y encantador ruido que escuchamos cuando fetos es el del corazón de nuestra madre. Y dar a oir nuestros latidos es la caricia básica que podemos ofrecer a los seres que queremos. Mientras lo tenemos arrimado junto a nuestro pecho, sentiremos sus inhalaciones y exhalaciones respiratorias. Acomodaremos nuestra propia respiración, para que no haya diferencia entre su ritmo pulmonar y el nuestro. Así, formando una unidad, nos acompañaremos profundamente. Después nos ocuparemos de satisfacer la piel al mismo tiempo que el alma. Un niño, para crecer sano, necesita tener el absoluto convencimiento de que es amado. Muy pocos crecemos con esa prueba total. Vivimos, en cierta forma, sintiéndonos incompletos emocionalmente. Para hacer cesar esto, nos dedicaremos con un cariño y una atención intensos a besar todo el cuerpo de nuestro ser amado, de pies a cabeza, sin dejar de lado ninguna parte de su piel. A cada beso diremos “Te amo”. Si esta ceremonia se realiza con devoción, la cantidad de besos será grande y el recorrido por el cuerpo entero tomará por lo menos una hora. Después de estas hermosas actividades, las caricias y los abrazos se compartirán con felicidad sin necesidad de nadie nos enseñe cómo hacerlos.
Respuesta de Alejandro Jodorowsky a Plano Sin Fin
Fuente: Plano Sin Fin

UN ABRAZO SANADOR DESDE EL ALMA Cortometraje


ACARÍCIAME

El acicalamiento de los primates, equivalente humano de las caricias, actúa como pegamento social.
Pablo Herreros habla en un artículo sobre el origen de las caricias:
“Existe una correlación entre el tiempo que emplean dos sujetos en acicalarse y la calidad de la relación que mantienen.”
“Los efectos fisiológicos de esta actividad en primates son similares a los que provocan los roces y las palabras en los seres humanos. Los resultados indican que se produce un descenso en el ritmo cardíaco y se liberan hormonas asociadas a la sensación de bienestar.”

Fuente: Plano Sin Fin